Al otro lado del mar
31/10/19 10:43 Contrib.Lectores
Por: Kathy Haller H.
Cuánto siento no haberle podido preguntar a
María Cristina Restrepo, qué la motivó a escribir…
NERUDA
Cuando terminé la última línea de “Confieso que he vivido”, las memorias de Neruda, tuve la sensación de haber leído una de la prosas más poéticas con las que hasta entonces me había encontrado.
Y no es una contradicción, pues Neruda parece demostrar en todas y cada una de sus páginas que la poesía no es una forma de escribir, en oposición a la prosa, sino que es una actitud frente a la vida.
Neruda no escribió poesía, él era un poeta.
En la descripción de los hechos que le tocó vivir, hay siempre una sensibilidad que descubre y exalta al máximo los placeres de los sentidos. Neruda percibe el olor de los bosques húmedos de su natal Chile, degusta de forma minuciosa los sutiles matices de los platos de la cocina oriental, oye el rumor insistente de las olas sobre la inmensa costa de su país, siente sobre su piel la caricia de la brisa, ve en cada detalle del mundo la belleza oculta a los ojos del profano.
Quizás los demás mortales vivimos en el trajín de la vida cotidiana, sin detenernos siquiera a percibir la infinita riqueza del mismo instante en que respiramos, que de por si ya es un milagro.
Esa actitud poética la tenemos todos en potencia, pero es necesario cultivarla de manera consciente a cada paso.
Que lección de vida!,
Que forma de encontrarle sentido a la existencia!.
Que ejemplo digno de seguir!.
Cuando terminé la última línea de “Confieso que he vivido”, las memorias de Neruda, tuve la sensación de haber leído una de la prosas más poéticas con las que hasta entonces me había encontrado.
Y no es una contradicción, pues Neruda parece demostrar en todas y cada una de sus páginas que la poesía no es una forma de escribir, en oposición a la prosa, sino que es una actitud frente a la vida.
Neruda no escribió poesía, él era un poeta.
En la descripción de los hechos que le tocó vivir, hay siempre una sensibilidad que descubre y exalta al máximo los placeres de los sentidos. Neruda percibe el olor de los bosques húmedos de su natal Chile, degusta de forma minuciosa los sutiles matices de los platos de la cocina oriental, oye el rumor insistente de las olas sobre la inmensa costa de su país, siente sobre su piel la caricia de la brisa, ve en cada detalle del mundo la belleza oculta a los ojos del profano.
Quizás los demás mortales vivimos en el trajín de la vida cotidiana, sin detenernos siquiera a percibir la infinita riqueza del mismo instante en que respiramos, que de por si ya es un milagro.
Esa actitud poética la tenemos todos en potencia, pero es necesario cultivarla de manera consciente a cada paso.
Que lección de vida!,
Que forma de encontrarle sentido a la existencia!.
Que ejemplo digno de seguir!.