de Angela Cárdenas en busca de bolívar
26/03/19 19:40 Contrib.Lectores
Siento que me me vibró el….
Siento que me me vibró el corazón al leer este libro, siento ganas de llorar con un profundo agradecimiento.
Siento que me quiero meter y viajar por las neuronas de William Ospina como si fueran nuestros ríos colombianos y ver cómo pelea sus batallas para construir esas frases y esos párrafos que enaltecen nuestras tierras y a nuestro Libertador.
Es glorioso, como logra hacer brillar a un hombre, a pesar de su menudo cuerpo, cubierto de fango y aporreado muchas veces por la derrota pero quien logra con voluntad de hierro atravesar montañas, ríos y selvas, con todas sus penurias y hacerlo ver grande, más bien grandísimo, definirlo como todo un hombre poderoso y estratégico, todo un liberador.
Me ha dolido el pecho, en toda la lectura del libro, me ha faltado el aire, me siento desgarrada por mi indiferencia ante mi pobre conocimiento de Bolivar, a quien a su vez con la lágrima en el ojo le estoy profundamente agradecida porque permitió que mi piel que está arraigada a esta tierra y mi cabeza que navega en la libertad, nos abriera las puertas de selvas, páramos, ríos, mares y océanos para respirar por fin lo que llamamos nuestra colombia querida.
Bolivar, si quiera no viví en tu época, porque mi verraquera no llegaría a tus pies, solo logro dejar tu estatua en mi corazón.
Siento que me quiero meter y viajar por las neuronas de William Ospina como si fueran nuestros ríos colombianos y ver cómo pelea sus batallas para construir esas frases y esos párrafos que enaltecen nuestras tierras y a nuestro Libertador.
Es glorioso, como logra hacer brillar a un hombre, a pesar de su menudo cuerpo, cubierto de fango y aporreado muchas veces por la derrota pero quien logra con voluntad de hierro atravesar montañas, ríos y selvas, con todas sus penurias y hacerlo ver grande, más bien grandísimo, definirlo como todo un hombre poderoso y estratégico, todo un liberador.
Me ha dolido el pecho, en toda la lectura del libro, me ha faltado el aire, me siento desgarrada por mi indiferencia ante mi pobre conocimiento de Bolivar, a quien a su vez con la lágrima en el ojo le estoy profundamente agradecida porque permitió que mi piel que está arraigada a esta tierra y mi cabeza que navega en la libertad, nos abriera las puertas de selvas, páramos, ríos, mares y océanos para respirar por fin lo que llamamos nuestra colombia querida.
Bolivar, si quiera no viví en tu época, porque mi verraquera no llegaría a tus pies, solo logro dejar tu estatua en mi corazón.