LA PUERTA (Magda Szabó)
 
Es la segunda vez que leo esta obra. Emocionada con “La balada de Iza”, lo pedí prestado en su momento a una amiga y también me gustó mucho. Ahora, lo paladeé.
Creo, sin lugar a dudas, que es un libro que muestra con sencillez, pero en toda su crudeza, lo complejos que podemos ser los seres humanos. Y cómo las manifestaciones de amor a veces pueden ser muy, muy dolorosas.
Me pareció magistral la narración. Salta de un momento a otro de la historia sin que el lector sufra sobresaltos y comience a preguntarse de qué se trata, o en qué momento estamos.
En cuanto a la temática, hay varias cosas que me llaman la atención y debo decir, algunas me sobrecogen de respeto. La principal, cómo las diferencias vivenciales nos hacen enfrentar de manera tan diferente la misma circunstancia.
Escuché que uno de los compañeros considera mala a la protagonista, por dura. ¿Quién no se vuelve duro frente a la vida, cuando siendo niña pierde a los seres que más ama de la manera más insólita, cuando es rechazada por su familia, es obligada a trabajar sin descanso, sufre los rigores de la guerra que le arrebatan al ser que ama porque la gente tiene hambre, es robada por otro hombre que ama y despreciada por un tercero que llega a su vida?
¿Se puede considerar dura una persona que, sin embargo, es capaz de desafiar a todo un régimen escondiendo a seres que estaban siendo perseguidos, se preocupa permanentemente por la salud de todos los vecinos, y es capaz de encargarse de la nieta de una de esas vecinas que muere porque queda desamparada?
Y ese es el aspecto que más me impacta. El libro nos muestra que la forma de demostrar el amor no es con palabras ni zalamerías como seguramente es tan normal para nosotros, sino con hechos contundentes, que llevan beneficio al prójimo. O cómo es de impactante para nosotros la tranquilidad de Émerenc, quien incluso ayuda a planear el suicidio de su amiga, porque considera que es la mejor forma de que ella descanse en paz…
El libro tiene para mí una crítica implícita a muchas cosas. Pero la que más me impactó, y con esto termino, es la crítica implacable a la forma como se practica la religión. Para la muestra un botón: …. “Me pregunto a veces quiénes son ese Cristo y ese Creador de los que habla como si fueran sus amigos, qué le piden a cambio de la salvación de su alma. Supongo que muy poco. Por una religiosidad y una misericordia como las suyas, programada exclusivamente para los domingos, yo no pagaría ni un céntimo” (p. 218)
Agradezco a Ana Piedad Jaramillo por haber gestionado la presencia del agregado cultural de la Embajada de Hungría en Colombia quien nos hizo un recorrido emocionante por la vida de ese país y la existencia y obra de Magda Szabó. ¡Cuánto tenemos por aprender! Mi reconocimiento a Andras. Ojalá nos pueda volver a acompañar.
 
Katharina Haller

Ilustración: Alberto Morales