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BAUDOLINO
Humberto Eco

La verdad, nunca me había desconcertado….

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Por: Katharina Haller

BAUDOLINO

Humberto Eco

Por: Katharina Haller

La verdad, nunca me había desconcertado tanto un libro. Había oído hablar mucho del autor pero después de haber leído a Baudolino, creo que lo apartaré de mis intereses.
Solamente después de la segunda sesión de lectura, tuvimos oportunidad de escuchar a un historiador especialista en cultura musulmana, quien nos explicó en qué contexto había recomendado el libro. En su clase se hablaba de la situación en la alta edad media, cuando los occidentales, que habían ignorado toda la cultura china, india y musulmana, voltearon sus ojos hacía allá, con las cruzadas como fondo. Y después de escucharlo entendí que esto es lo que sirve de pretexto, sin mencionarlo directamente, a la historia que Humberto Eco plasma en el libro.
Libro que para mí, es un elogio a la mentira. Miles de veces se nos repite que las historias de Baudolino son quimeras e inventos y en esa dirección, con lo fantásticas que son, me recordó las mil y una noches.
Sin embargo, lo considero exageradamente fantasioso, hasta tal punto que es inverosímil e increíble. Y tampoco me gusta su lenguaje farragoso, aunque el historiador (cuyo nombre no recuerdo, con muchísima pena porque me encantó su intervención) nos dijo que era un lenguaje del medioevo, adaptado a la época del libro.
Nuestro profesor, Luis Bernardo Yepes, nos había sugerido para la segunda sesión anotar las palabras que no entendiéramos. El libro en mi poder, parecía un arco iris con todas las señales de dichos términos. Y había alcanzado a escribir: “Cómo hubiera querido construir un bancal, pero mi interés por los hemistiquios, solo me dejaba pensar en la hontana de la cual describir su melodía….” Para decir a cambio de “Cómo hubiera querido construir una acera, pero mi interés por los versos solo me dejaba pensar en la fuente de la cual quería describir su melodía…” Luego me pareció un ejercicio grosero, pues sé del interés y seriedad que Luis Bernardo le pone a nuestras sesiones.
Rescato de Baudolino sí, su crítica despiadada a la simonía, y su relato de la forma como se van propalando las historias sobre supuestas reliquias que son objeto de veneración entre los católicos. Igualmente, lo que nos cuenta sobre todas las diferencias entre los credos cristianos lo que sin duda alguna, refleja una cultura muy amplia sobre el particular.
Y una cosa en la que me emocioné hasta el tuétano. Cuando le conté a mi mamá que el libro narraba en parte la historia de Federico Barbaroja, ella, en buen alemán, soltó inmediatamente un verso que había aprendido cuando niña, y que palabras más, palabras menos, dice: “Federico Barba Roja descansa en el castillo. Cuando llegan los gnomos les pregunta: ¿están los cuervos sobrevolando el castillo? Porque si es así, continuaré durmiendo en este castillo otros cien años más”. Haciendo alusión naturalmente al misterio que rodea la muerte de este emperador del sacro imperio romano germánico.
En resumen, creo que me demoraré en volver a tomar un libro de Humberto Eco en mis manos. Baudolino definitivamente, me cansó mucho.