un encuentro virtual con melba escobar
Por Angela Cárdenas
El dos de diciembre inició el mes de la navidad con uno de los mejores regalos que podemos tener los Lectores10, y es tener la oportunidad de compartir con el escritor o escritora que estamos leyendo, en este caso hemos encontrado una joya colombiana que se llama Melba Escobar.
Melba, una mujer de una magia sincera, generosa y de gran humildad. Desde su hogar en España compartió en la oscuridad de la noche varias horas del día nuestras, para abrir y compartir su mundo de escritora con nosotros, sus lectores, que nos fuimos apropiando cada vez mas de su obra con preguntas sobre sus personajes y la crítica en su obra para resaltar su malestar frente a la sociedad colombiana; donde ella resalta realidades como la corrupción, el clasismo, el ascenso social a través de la ingenuidad de la belleza, por mencionar algunos de los temas. Todo tiene un propósito, nos aclara, y es el de generar una especie de “educación” hacia nosotros, sus lectores, al mostrar lo que esta mal en la sociedad, como también al referirse a lo oscuro y lo bello y crear una dialéctica entre lo lindo y lo espantoso, es una enseñanza como la haría con sus hijos, por afecto y por amor, para tratar de entender el todo.
En sus personajes, deja ver que en nuestra sociedad, hay quienes hacemos mucho ruido, somos compasivos, pero al final no llegamos a la acción, mas bien nos quedamos en la indignación, y no damos un paso más allá, el toque final necesario que hay que dar para mejorar la situación. Ademas, no se refiere al género como víctima o victimario, dice que todos los seres somos complejos, y que el género puede tener un rol infinito, pueden ser cómplices, buenos o malos, pero al final, la realidad, es que nos quedamos sin actuar, nos estancamos como puntos suspensivos, aquí su brillante pluma deja rienda suelta a la imaginación del lector. Narra también el tejido entre la complicidad, la amabilidad, la moral, en toda su novela.
En su transparente generosidad, nos cuenta que en su proceso de crear, “deja sonar muchas horas su teclado hasta que deja de chillar el violín”, es importante para ella encontrar la voz, el tono que habla en su obra, quien va en un segundo plano, quién o qué se convierte en protagonista, como en el caso de Bogotá, en La casa de la belleza. Su trabajo lo define cíclico, como la vida del oso, que sale de cacería activando y tomando ideas y luego hiberna por meses o por años donde se dedica como un matrimonio con mucho compromiso a su nueva obra, hasta que con el apoyo de su editor, quien le ayuda a soltar y a dejarla ir hacia nosotros, sus lectores.
Nos cuenta también que trata de ser justa al escribir cuando habla sobre su libro “Las huérfanas”. Justa con sus personajes, mostrar la similitud entre las familias, las luces y sombras, sin juicio, ni recriminación, y así es, todos tenemos papás diferentes y cada uno en la misma familia los vive y percibe distinto desde su propia sensibilidad. Dice, todos somos huérfanos en la vida de algo, y como hay vidas que subsisten y otras que no, para ella hay una necesidad permanente de contarlo todo a través de su narración.
Y ya para cerrar, me encanta como nos abre el mundo que hoy tenemos en la literatura, habla sobre las diferentes maneras de habitar el mundo, no importa si se es hombre o mujer, y esa interpretación de la experiencia, toma mucha fuerza e importancia hoy en día en los escritores quienes nos brindan la oportunidad de poseer mas variedad en la lectura entre ambos géneros frente a lo que se vivía en el pasado.
A Melba, un agradecimiento profundo por su generosidad y respeto con nuestro grupo de lectores, por su carisma y transparencia. Al igual, para Ana Piedad y a los que hicieron posible este maravilloso encuentro. Y a todos, les agradezco por sus geniales intervenciones y por el aprendizaje que me brindan, un abrazo amoroso.