Tiempo Muerto Margarita García Robayo
28/08/22 12:50 Contrib.Lectores
SABOR A NADA
(Tiempo muerto)
A esa canción me remitió la lectura de Tiempo muerto de Margarita García Robayo, una escritora colombiana que ha sido una de las más gratas sorpresas literarias que he tenido en los últimos tiempos…. Cómo me admiró conocer a esta joven escritora colombiana, que con solo 42 años ya tiene tantas obras publicadas y hasta un premio muy reconocido a cuestas.
Fuerza narrativa, capacidad de contar aparentemente sin ningún esfuerzo todo el hastío que puede invadir las vidas de quienes han dejado de amarse, que están frustrados, que no saben qué hacer con sus hijos ni con sus vidas… algo que se resume en una de las primeras frases encontradas en el libro: “Eso tienen, aparte de hijos y ollas: asentamientos de tiempo muerto que ninguno se ha dignado a remover”. ¿Puede haber mejor descripción de que hay mucho y no hay nada?
Es una historia que según algunos de nuestros compañeros del club de lectura no encierra nada extraordinario. Una historia de “pipiripao” dirán algunos. Pero es la historia cierta de las vivencias diarias de muchos. Seguramente nos reencontraremos en algún cuadro o circunstancia descrito por la autora.
Para mí, el personaje central, Lucía, es un ser detestable: arribista, suficiente, con un amor enfermizo por sus hijos, que menospreciando al mundo entero a su alrededor, tampoco es capaz de dejarlo. Las expresiones de su hijo de “no me gustan los rusos”, “no me gustan los negros”, encierran el menosprecio aprendido a mi modo de ver de la madre, que es xenófaba, que se burla de las añoranzas por la patria, del trabajo de su esposo, y que sin embargo manifiesta que sin tener que querer a su ayudante cubana, (a la que le tiene físico fastidio) le está agradecida… Agradecida de que le ayude con los hijos, frente a los cuales le asalta un terror constante por lo que pueda llegar a ser de ellos…
No quiero entrar en detalles sobre la trama: los desencuentros, las infidelidades, las neveras llenas de los que se van para Estados Unidos sin necesitar más, y de la crítica mordaz al lenguaje y actitudes feministas, entre otras, que, como decía al principio, me encantaron y me motivaron a buscar otras obras de Margarita García Robayo.
Fuerza narrativa, capacidad de contar aparentemente sin ningún esfuerzo todo el hastío que puede invadir las vidas de quienes han dejado de amarse, que están frustrados, que no saben qué hacer con sus hijos ni con sus vidas… algo que se resume en una de las primeras frases encontradas en el libro: “Eso tienen, aparte de hijos y ollas: asentamientos de tiempo muerto que ninguno se ha dignado a remover”. ¿Puede haber mejor descripción de que hay mucho y no hay nada?
Es una historia que según algunos de nuestros compañeros del club de lectura no encierra nada extraordinario. Una historia de “pipiripao” dirán algunos. Pero es la historia cierta de las vivencias diarias de muchos. Seguramente nos reencontraremos en algún cuadro o circunstancia descrito por la autora.
Para mí, el personaje central, Lucía, es un ser detestable: arribista, suficiente, con un amor enfermizo por sus hijos, que menospreciando al mundo entero a su alrededor, tampoco es capaz de dejarlo. Las expresiones de su hijo de “no me gustan los rusos”, “no me gustan los negros”, encierran el menosprecio aprendido a mi modo de ver de la madre, que es xenófaba, que se burla de las añoranzas por la patria, del trabajo de su esposo, y que sin embargo manifiesta que sin tener que querer a su ayudante cubana, (a la que le tiene físico fastidio) le está agradecida… Agradecida de que le ayude con los hijos, frente a los cuales le asalta un terror constante por lo que pueda llegar a ser de ellos…
No quiero entrar en detalles sobre la trama: los desencuentros, las infidelidades, las neveras llenas de los que se van para Estados Unidos sin necesitar más, y de la crítica mordaz al lenguaje y actitudes feministas, entre otras, que, como decía al principio, me encantaron y me motivaron a buscar otras obras de Margarita García Robayo.
¿Qué nos sucede vida que últimamente
Ya nos miramos indiferentes?
Y ese amor que hasta ayer nos quemaba
Hoy el hastío ya le dio sabor a nada, dime
Qué, ¿qué nos sucede vida que últimamente
Ya discutimos por pequeñeces?
Y todo aquello que hasta ayer nos quemaba
Hoy la rutina ya le dio sabor a nada…..
Katharina Haller